Cicuta News - Internacional - 01/06/2020
El ex-presidente de Estados Unidos Barak Obama compartió un mensaje en redes sovciales en el que manifiesta su sentir por la muerte de Geoge Floy y las manifestaciones en todo el país.
A medida que millones de personas en todo el país salen a las calles y levantan sus voces en respuesta a la matanza de George Floyd y al problema actual de la justicia desigual, muchas personas han llegado preguntando cómo podemos mantener el impulso para lograr un cambio real.
En última instancia, va a estar a la altura de una nueva generación de activistas para dar forma a estrategias que mejor se adapten a los tiempos. Pero creo que hay algunas lecciones básicas que sacar los esfuerzos pasados que vale la pena recordar.
En primer lugar, las olas de protestas en todo el país representan una frustración genuina y legítima durante décadas de falta de reforma de las prácticas policiales y el sistema de justicia penal más amplio en los estados.
La abrumadora mayoría de los participantes han sido pacíficos, valientes, responsables e inspiradores. Merecen nuestro respeto y apoyo, no condena - algo que la policía en ciudades como Camden y Flint han entendido encomiablemente.
Por otro lado, la pequeña minoría de personas que han recurrido a la violencia en diversas formas, ya sea por ira genuina o mero oportunismo, están poniendo en riesgo a personas inocentes, vecindarios que a menudo son cortos de servicios e inversión y desmereciendo de la causa más grande. Vi a una anciana negra siendo entrevistada hoy llorando porque la única tienda de comestibles en su vecindario había sido destrozada. Si la historia es alguna guía, esa tienda puede tardar años en volver. Así que no excusemos la violencia, ni racionalicemos, ni participemos en ella. Si queremos que nuestro sistema de justicia criminal, y la sociedad estadounidense en general, operen con un código ético más alto, entonces tenemos que modelar ese código nosotros mismos.
Segundo, he escuchado algunos sugerir que el problema recurrente del sesgo racial en nuestro sistema de justicia penal demuestra que sólo las protestas y la acción directa pueden provocar cambios, y que votar y la participación en la política electoral es una pérdida de tiempo. No podría estar más en desacuerdo. El punto de la protesta es crear conciencia pública, poner un foco sobre la injusticia, y hacer que los poderes que son incómodos; de hecho, a lo largo de la historia estadounidense, a menudo sólo ha sido en respuesta a las protestas y la desobediencia civil que tiene el sistema político incluso prestó atención a las comunidades marginadas. Pero eventualmente, las aspiraciones tienen que traducirse en leyes y prácticas institucionales específicas, y en una democracia, eso sólo ocurre cuando elegimos funcionarios del gobierno que responden a nuestras demandas.
Además, es importante para nosotros entender qué niveles de gobierno tienen el mayor impacto en nuestro sistema de justicia penal y las prácticas policiales. Cuando pensamos en política, muchos de nosotros nos enfocamos sólo en la presidencia y el gobierno federal. Y sí, deberíamos estar luchando para asegurarnos de que tenemos un presidente, un Congreso, un Departamento de Justicia de los Estados Unidos, y un poder judicial federal que realmente reconozcan el papel continuo y corrosivo que juega el racismo en nuestra sociedad y quieren hacer algo al respecto. Pero los funcionarios electos que más importan en la reforma de los departamentos de policía y el sistema de justicia penal trabajan a nivel estatal y local.
Son alcaldes y ejecutivos del condado los que nombran a la mayoría de los jefes de policía y negocian acuerdos de negociación colectiva con sindicatos policiales. Son los fiscales de distrito y los fiscales del estado los que deciden si investigar o no y finalmente acusan a los involucrados en mala conducta policial. Todos esos son puestos electos. En algunos lugares, se eligen también las juntas de revisión de la policía con el poder de supervisar la conducta policial. Desafortunadamente, la participación de votantes en estas carreras locales suele ser lamentablemente baja, especialmente entre los jóvenes - lo que no tiene sentido dado el impacto directo que estas oficinas tienen en temas de justicia social, sin mencionar el hecho de que quién gana y quién pierde esos escaños está determinado a menudo por sólo unos miles de votos o incluso unos cientos de votos.
Así que la conclusión es esta: si queremos provocar un cambio real, entonces la elección no es entre la protesta y la política. Tenemos que hacer las dos cosas. Tenemos que movilizarnos para crear conciencia, y tenemos que organizarnos y emitir nuestras papeletas para asegurarnos de que elijamos candidatos que actúen sobre la reforma.
Por último, cuanto más específicas podemos hacer demandas de justicia penal y reforma policial, más difícil será para los funcionarios electos ofrecer un servicio de labios a la causa y luego volver a caer en el negocio como de costumbre una vez que las protestas hayan desaparecido. El contenido de esa agenda de reforma será diferente para diversas comunidades. Una gran ciudad puede necesitar un conjunto de reformas; una comunidad rural puede necesitar otra. Algunas agencias requerirán rehabilitación al por mayor; otros deberían hacer mejoras menores. Todas las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley deben tener políticas claras, incluyendo un órgano independiente que lleve a cabo investigaciones de presuntas faltas de Las reformas de adaptación para cada comunidad requerirán a los activistas y organizaciones locales que hagan su investigación y eduquen a los conciudadanos en su comunidad sobre qué estrategias funcionan
Pero como punto de partida, he incluido dos enlaces abajo. Uno lleva a un informe y un kit de herramientas elaborado por la Conferencia de Liderazgo sobre los Derechos Civiles y Humanos y basado en la labor del Grupo de Tareas sobre la Policía del Siglo XXI que formé cuando estaba en la Casa Blanca. Y si estás interesado en tomar medidas concretas, también hemos creado un sitio dedicado en la Fundación Obama para agregarte y dirigirte a recursos útiles y organizaciones que han estado luchando contra la buena lucha a nivel local y nacional durante años.
Reconozco que estos últimos meses han sido duros y desalentadores, que el miedo, la tristeza, la incertidumbre y las dificultades de una pandemia se han compuesto por trágicos recordatorios de que los prejuicios y la desigualdad siguen dando forma tanto de la vida americana. Pero ver el activismo aumentado de los jóvenes en las últimas semanas, de cada raza y cada estación, me hace esperar. Si, avanzando, podemos canalizar nuestra ira justificable en acción pacífica, sostenida y efectiva, entonces este momento puede ser un verdadero punto de inflexión en el largo viaje de nuestra nación para vivir a la altura de nuestros más altos ideales.
Vamos a trabajar.
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