Ni una más sin justicia laboral
- Cicuta Noticias
- 7 abr
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Columna Horas Extras
Por Daniel Lee Vargas
Ciudad de México, 8 de abril 2025.- ¿Tiempo de Mujeres? No lo creo; es mas bien una narrativa política cuando hay quienes logran posiciones relevantes, pero que hay de la inmensa mayoría, lo digo porque en pleno siglo XXI, las mujeres siguen entrando al mundo laboral por la puerta de atrás. A pesar de que sostienen la economía con su trabajo —remunerado y no remunerado—, sus derechos laborales siguen siendo vulnerados, minimizados o, peor aún, ignorados. La justicia laboral para las mujeres no puede seguir siendo una promesa postergada.
La brecha salarial no es un mito. Es una realidad que se traduce en menos comida en la mesa, menos ahorro para el futuro, menos autonomía. Las mujeres ganan, en promedio, entre un 20 y 30% menos que los hombres por realizar las mismas tareas. Y cuando son mujeres indígenas, afrodescendientes, migrantes o madres solteras, esa brecha se convierte en un abismo. La pregunta es: ¿por qué seguimos normalizando esta injusticia?

Además, muchas mujeres deben elegir entre trabajar o cuidar. En un sistema que les ha asignado históricamente la tarea del cuidado sin reconocimiento ni compensación, la falta de estancias infantiles, horarios flexibles y políticas de conciliación entre la vida laboral y personal, las empuja fuera del mercado laboral o hacia empleos mal pagados y sin seguridad social. El costo de esta omisión no lo paga solo la mujer. Lo paga toda la sociedad.
Y como si no fuera suficiente, a diario miles de mujeres enfrentan acoso sexual en sus centros de trabajo: insinuaciones, tocamientos, chantajes, comentarios “que no son para tanto”. Y muchas callan, no por miedo a hablar, sino por temor a no ser escuchadas. Porque la estructura las silencia. Porque denunciar sigue siendo un riesgo para su empleo, su estabilidad y su integridad.
Los sindicatos, las empresas y el Estado tienen una deuda con ellas. Una deuda que no se paga con discursos o campañas esporádicas. Se paga con acciones concretas: con protocolos eficaces contra el acoso, con igualdad salarial, con paridad en los espacios de liderazgo, con licencias de maternidad y paternidad equitativas, con acceso real a la justicia laboral.
No queremos “incluir” a las mujeres. Ellas ya están, han estado siempre. Queremos sistemas laborales que las respeten, que las reconozcan, que las protejan. Porque la justicia laboral no es un favor que se concede, es un derecho que se exige.
Es tiempo de romper con los estereotipos que dicen que las mujeres trabajan “por ayudar”, “por si acaso”, “por mientras”. Es tiempo de entender que detrás de cada mujer trabajadora hay un motor económico, social y comunitario que impulsa al país entero.
La justicia laboral con perspectiva de género no es una agenda feminista. Es una agenda urgente. Es una deuda histórica. Es el mínimo indispensable para construir un mundo más digno, más justo y verdaderamente igualitario. O usted que opina? Hasta la próxima.
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