Cicuta News - Opinión - 04/07/2020
José Ciccone
Publicidad y Mercadotecnia
En definitiva, los APPS para pedir comida de restaurantes a domicilio, ¿favorecen o perjudican los negocios? Según un estudio reciente, esta forma moderna y forzada de comer podrían promover la desaparición de nuestros restaurantes favoritos, la razón radica en que este accidentado año de crecimiento exagerado de las plataformas digitales dio buenos frutos, porque convengamos que no sólo Netflix ganó con el confinamiento. Desde Google hasta estas plataformas han sido beneficiadas.
El Covid-19 ha posicionado a estas marcas en una excelente línea de competencia, la excepción de la regla la conformó AirBnB, las demás mencionadas tendrán record de ventas este año. El mejor ejemplo son las Apps de entrega de comida a domicilio, que son más de siete en México, éstas han visto subir sus ventas de la mano de muchos restaurantes famosos que buscaron salir adelante, por lo menos por esta vía. También negocios de comida más pequeños se auxilian con estas aplicaciones. Con un esquema que elimina parte de las comisiones o descuentos por afiliación, han sido tácticas empleadas para aliviar el mal momento de ventas.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, porque estos “salvadores” de hoy traen una clara agenda; es mover al presente y futuro consumidor de restaurantes al hábito directo de pedir comida para consumir en su casa, o sea, extender el quédate en casa, ahora sí que para comer en ella. Por ahora suena loable para algunos negocios, pero este modelo sabemos que es menos rentable para el mundo restaurantero, que en nuestro país se rige por la mayoría de negocios pequeños con márgenes de ganancia reducidos.
A esto agregamos las altas comisiones que cobran los que entregan, por poner sólo un ejemplo Uber Eats se queda con el 30% de cada pedido, más el efecto del iva. Otras empresas que hacen lo mismo, cobran entre 23 y 27 por ciento por este servicio. Según una prestigiosa publicación especializada en mercadotecnia, se esperan para este año, pérdidas en la industria restaurantera en el orden de los 72,000 millones de pesos, o sea que si la industria ya estaba batallando antes de la pandemia, ahora se considera casi insalvable.
Con un decrecimiento económico en el país cercano al 11 por ciento del PIB, la situación se complica aún más en el ánimo de los comerciantes y de los propios consumidores para el resto del año y eso que estamos transitando apenas poco más de la mitad. Esperemos que estos negros pronósticos, con el correr de los meses y ya en los hechos, resulten equivocados.
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