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La regulación de las plataformas digitales en México, entre el control y la innovación



Columna Horas Extras

Por Daniel Lee Vargas

Ciudad de México 04 de marzo de 2025.- Si hoy me preguntaran como construir un marco normativo para las plataformas digitales diría que estamos en una oportunidad única para que se garantice un ecosistema digital seguro, dinámico ágil y confiable. En nuestro país no debe representar una barrera, sino un catalizador de la innovación responsable. Pero... ¿Estaremos a la altura del desafío?

Vayámonos más sencillo... Las plataformas digitales desempeñan un papel clave en la generación de empleo en sectores como por ejemplo el reparto de comida, transporte y otros servicios bajo demanda. Por principio de cuentas, permiten que muchas personas encuentren trabajo de manera más rápida, sin requisitos estrictos de experiencia o formación, lo que facilita la incorporación de trabajadores jóvenes, migrantes o personas en búsqueda de ingresos adicionales.

Cierto es que en los últimos años, las plataformas digitales han transformado la economía, la comunicación y el acceso a la información en México. Desde el comercio electrónico hasta el contenido audiovisual y las redes sociales, su impacto es innegable. Sin embargo, su acelerado crecimiento ha superado con creces la capacidad regulatoria del Estado, lo que plantea una pregunta fundamental: ¿cómo diseñar una regulación efectiva sin sofocar la innovación ni limitar derechos fundamentales?

Me parece que uno de los principales desafíos en la regulación de plataformas digitales es encontrar un equilibrio entre la protección de los usuarios y la promoción de la competencia. Problemas como la desinformación, la privacidad de los datos y la concentración del mercado han generado la necesidad de establecer reglas claras. Sin embargo, las iniciativas legislativas en nuestro país han mostrado un enfoque fragmentado y, en algunos casos, con riesgos de censura o sobrerregulación.

Por ejemplo, la propuesta de regular el contenido en redes sociales para combatir la desinformación ha despertado alarmas sobre posibles restricciones a la libertad de expresión. Asimismo, los intentos de imponer cargas regulatorias desproporcionadas a plataformas de transporte o entrega de alimentos han generado incertidumbre en sectores clave de la economía digital.

Lejos de limitar la innovación, una regulación bien diseñada puede fomentar un entorno más competitivo y justo. La experiencia internacional demuestra que es posible establecer normas que protejan a los usuarios sin frenar el desarrollo tecnológico.

México tiene la oportunidad de aprender de modelos exitosos, como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en Europa, que prioriza la privacidad sin afectar la operación de las plataformas. También puede implementar mecanismos de autorregulación y co-regulación que permitan a las empresas adaptarse a estándares mínimos sin imponer cargas excesivas.

El reto no es menor: regular sin censurar, proteger sin asfixiar y fomentar sin monopolizar. Para lograrlo, se requiere un debate amplio, inclusivo y basado en evidencia, donde participen expertos, sociedad civil, industria y legisladores. Solo así se podrá avanzar. O, ¿Usted cómo ve?

X @DANIELLEE69495

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