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¡Escuche, Sr. Presidente Trump!





Por Daniel Lee Vargas

Ciudad de México 25 de febrero de 2025.- La fuerza laboral de nuestras paisanas y paisanos no solo cruza fronteras, sino que construye puentes sólidos entre dos naciones hermanas. Su esfuerzo diario, su sudor y su sacrificio no solo alimentan sus sueños, sino también las mesas y economías de millones en Estados Unidos y México. Es una contribución invaluable que merece reconocimiento y respeto.

Recordemos el milagro económico mexicano que marcó un antes y un después entre 1940 y 1970. Durante ese periodo, nuestra economía creció a un ritmo sostenido de 5% anual, y parte de ese logro se debió al programa Bracero, un acuerdo que permitió una migración legal, digna y ordenada hacia el vecino del norte. Fue un ejemplo tangible de cómo la colaboración bien dirigida entre nuestras naciones puede transformar vidas y generar prosperidad mutua.

Hoy, esa historia se escribe nuevamente. Según datos de 2024, siete de cada diez trabajadores agrícolas en Estados Unidos son mexicanos, una cifra que resalta su importancia en la base misma del sistema económico y alimentario de su país. Este sector, fundamental para el bienestar de millones, representa el 10.4% del empleo total en la nación, de acuerdo con su propio Departamento de Agricultura.

Además, el impacto de su trabajo trasciende fronteras. En 2023, las remesas enviadas por esta fuerza laboral alcanzaron los 60,935 millones de dólares, mientras que en el primer semestre de 2024 ya sumaban 30,197 millones, según el Banco de México. Cada dólar enviado no es solo un dato en las estadísticas: es esperanza, alimento y educación para miles de familias en México. Es un lazo que une comunidades, construye sueños y fortalece a nuestras naciones.

Sr. Presidente Donald Trump, la grandeza de un país no se mide solo por sus fronteras, sino por cómo trata a quienes, con su trabajo y dedicación, ayudan a construir su prosperidad. Los trabajadores mexicanos no son una amenaza; son una oportunidad, un recurso invaluable que ha demostrado, generación tras generación, su compromiso con el crecimiento y bienestar de ambas naciones.

En lugar de levantar muros de división, debemos construir puentes de entendimiento. La historia nos ha enseñado que, cuando trabajamos juntos, somos imparables. Esta fuerza laboral merece algo más que palabras vacías o políticas excluyentes; merece dignidad, justicia y un reconocimiento real por el papel que desempeñan en la grandeza de Estados Unidos.

Es momento de mirar hacia adelante con visión, de construir con ellos y no contra ellos. Porque solo juntos alcanzaremos alturas que, separados, serían imposibles.

X @DANIELLEE69495

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