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El falso enemigo. Trump y su cruzada contra las ciudades santuario

  • Foto del escritor: Cicuta Noticias
    Cicuta Noticias
  • hace 11 horas
  • 2 Min. de lectura

Por Daniel Lee Vargas

Ciudad de México, 29 de abril 2025.- Una vez más, Donald Trump demuestra su desprecio sistemático por los principios básicos de derechos humanos y del derecho internacional al firmar una nueva orden ejecutiva que amenaza con estrangular a las llamadas "ciudades santuario" en Estados Unidos. Bajo el pretexto de “proteger” a la ciudadanía, Trump pretende criminalizar la solidaridad, castigar la compasión y convertir la migración —un fenómeno humano natural y milenario— en una excusa para imponer una política de persecución y miedo.

El lenguaje utilizado en el documento oficial de la Casa Blanca, plagado de términos alarmistas como “insurrección sin ley”, “extranjeros delincuentes” y “trampas mortales”, no es casualidad. Es la estrategia habitual de Trump: construir un enemigo imaginario para justificar medidas autoritarias. Al señalar a las ciudades santuario como “deshonra” nacional y amenaza a la soberanía, el expresidente ignora deliberadamente que estas jurisdicciones no violan la ley: simplemente se niegan a colaborar de forma ciega con políticas migratorias federales inhumanas que atentan contra derechos constitucionales básicos.

Esta orden ejecutiva es un ataque directo contra los gobiernos locales que, frente a un aparato federal intransigente y punitivo, han decidido priorizar la protección de los derechos fundamentales de todos sus habitantes, independientemente de su estatus migratorio. Más aún, amenazar con retirar fondos federales esenciales es una forma de coacción económica inaceptable en un Estado que presume de su federalismo.

Hablar de "proteger a las comunidades estadounidenses" mientras se fomenta la caza y deportación indiscriminada de migrantes es una burla a la justicia y a los valores democráticos. Trump elige ignorar que la mayoría de los inmigrantes en Estados Unidos son parte activa y constructiva de la sociedad: contribuyen a la economía, enriquecen la cultura y fortalecen el tejido social. Vincular migración con criminalidad no solo es falso, es una política cínica de odio que alimenta prejuicios y divide comunidades.

Resulta irónico que quien acusa a otros de "burlar" la Constitución, sea el primero en pisotear los principios de igualdad y debido proceso. Resulta escandaloso que quien se dice defensor de la soberanía y la seguridad utilice el poder federal para asfixiar a gobiernos locales democráticamente elegidos que buscan proteger vidas humanas.

Esta nueva ofensiva contra las ciudades santuario no busca proteger a nadie. Busca perpetuar un clima de miedo, crear chivos expiatorios y desviar la atención de los verdaderos desafíos sociales y económicos que enfrenta el país.

La historia juzgará severamente a los líderes que utilizaron el dolor humano como herramienta de poder. Y juzgará también a quienes, teniendo voz y responsabilidad, guardaron silencio ante la injusticia.

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