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El dilema de los deepfakes: Entre el entretenimiento y la desinformación


Por L.C. Víctor M Aviña Alva

Tijuana BC 14 de marzo 2025.- Imagina ver un video en el que una celebridad aparece diciendo algo que jamás pronunciaría en la vida real. O bien, un clip donde se recrea una escena histórica con detalles sorprendentes, pero que en realidad es producto de la manipulación digital. Esto es lo que hacen los deepfakes, una tecnología que, si bien abre un mundo de posibilidades en el entretenimiento, también plantea serias inquietudes sobre la veracidad de la información.


¿Qué son los deepfakes?


Los deepfakes son videos o imágenes generados mediante inteligencia artificial que alteran la apariencia o las palabras de una persona. A través de redes neuronales, se pueden superponer rostros, modificar expresiones y cambiar el contenido de un video, haciéndolo muy realista. Aunque en algunos casos se usan para crear efectos especiales en películas o parodias, su potencial para difundir información falsa es enorme. Esta capacidad de manipulación ha generado un debate en torno a su uso ético y las implicaciones que tienen en la sociedad.


Entre el entretenimiento y la creatividad


En el mundo del entretenimiento, los deepfakes ofrecen oportunidades sorprendentes. Por ejemplo, permiten recrear actuaciones de actores fallecidos, generar escenas de películas con recursos limitados o crear efectos visuales sin necesidad de costosos procesos de edición. Esto abre la puerta a nuevos formatos narrativos y creativos, haciendo que el cine y la publicidad se vuelvan más accesibles para pequeños creadores. Diversos estudios indican que el sector del entretenimiento digital está adoptando cada vez más estas herramientas para ofrecer contenido innovador y atractivo de acuerdo al MIT Technology Review.


Además, en redes sociales y plataformas de video, los deepfakes han dado lugar a contenidos virales que generan debate y diversión. Con un tono humorístico y creativo, algunos artistas han logrado captar la atención del público, usando la tecnología para parodiar situaciones conocidas o rendir homenaje a figuras públicas. Sin embargo, este uso lúdico contrasta con la otra cara de la moneda.


El riesgo de la desinformación


El gran problema surge cuando los deepfakes se utilizan para manipular la información. Imagina un video que muestra a un político haciendo declaraciones polémicas o a una figura pública involucrada en un escándalo, cuando en realidad el contenido ha sido alterado digitalmente. Este tipo de videos puede sembrar confusión, generar pánico o influir en la opinión pública, poniendo en riesgo la integridad de procesos democráticos y la confianza en los medios de comunicación.


Expertos en seguridad digital han advertido que la facilidad para crear deepfakes de alta calidad podría transformar campañas de desinformación a gran escala. Un informe de la BBC alertó que, en escenarios electorales, estos videos falsos podrían tener un impacto decisivo en la percepción del electorado, dificultando la tarea de discernir entre lo real y lo manipulado (BBC News). La capacidad de difundir información falsa a través de redes sociales, combinada con la viralidad de estos contenidos, hace que combatir la desinformación sea un reto cada vez mayor.


Desafíos y posibles soluciones


Para enfrentar este dilema, es crucial que se desarrollen tecnologías de detección de deepfakes. Varias universidades y empresas tecnológicas están trabajando en algoritmos que identifiquen características propias de estos videos manipulados, como pequeños errores en la sincronización de labios o inconsistencias en la iluminación. Aunque aún es un área en desarrollo, contar con herramientas de verificación podría ayudar a los medios y a las plataformas a marcar o retirar contenido dudoso.


Otra solución pasa por la educación digital. Es fundamental que los usuarios aprendan a cuestionar lo que ven en línea y a buscar fuentes confiables antes de aceptar un video como verdadero. La alfabetización mediática se convierte en una defensa esencial contra la propagación de desinformación, ya que un público bien informado es menos susceptible a ser engañado.


Finalizando


Los deepfakes representan una tecnología con un gran potencial creativo en el entretenimiento, permitiendo nuevas formas de expresión y narrativa. Sin embargo, su capacidad para fabricar contenido falso plantea serios riesgos en términos de desinformación. Es un dilema que nos invita a equilibrar la innovación con la responsabilidad, buscando soluciones que protejan la verdad sin limitar la creatividad.


En este contexto, la colaboración entre tecnólogos, periodistas y educadores es clave para desarrollar herramientas que detecten deepfakes y fomentar una cultura digital crítica. Sólo así podremos disfrutar de los beneficios de esta tecnología sin caer en sus trampas, asegurando que la información que consumimos y compartimos sea tan auténtica como el talento que la crea.


¿Has logrado identificar un deepfake? …quizá en noticias, o tu propio feed… ¿Cuál es el deepfake que más recuerdas? ¡Cuéntanos en redes sociales!

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